#47 – El Cuerpo de Luz y la lata de atún

¿Y si tu Cuerpo fuera el Universo entero?

¿Y si la Sensación de tener tu Cuerpo fuera así de grande?

Y cuando digo Cuerpo digo la Conciencia de ti mism@. No necesariamente me refiero a tu Cuerpo Físico, a tu Biología.

La Conciencia de ti mism@.

Va, lo repito y lo escribo en negrita: la Conciencia de ti mism@.

¿Y si tú en Realidad solo fueras esa Conciencia de ti mism@?

¿Y si la Iluminación fuera eso?

Al lío.

El Cuerpo de Luz.

Algunas personas también lo llaman el Recipiente de Energía Libre o el Cuerpo de Conciencia.

Y este último nombre es el que define mejor lo que estoy explicando.

El Cuerpo de Conciencia.

Aquella parte de ti de la que eres consciente. Aquella parte de ti que te define. Aquella parte de ti que tú crees que eres.

Oh, «crees». «Creer». El verbo «Creer».

Dicho de otra manera, el Sistema de Creencias que te define.

Muchas maneras de decir lo mismo. Muchas palabras.

Solo palabras.

Que me ayudan a expresarme. Que nos ayudan a definirnos.

¿Cómo te defines, tú?

¿Quién eres?

¿Si te miraras al espejo mañana, al levantarte de la cama, cuando fueras al lavabo, y te preguntaras «¿quién soy yo?», qué responderías?

¿Qué te responderías a ti mism@?

Yo me respondería que «yo soy aquello que elijo ser».

No lo sé, no me hagas caso, como ves solo estoy jugando.

Me encanta jugar a ser un abrelatas de la Conciencia.

Hay quién lo llamaría Coach de la Conciencia o Sanador Cuántico o cualquier otro concepto goloso de la Nueva Era.

Perfecto.

Para esto están las palabras, para jugar con ellas.

Para mover la Conciencia con ellas.

Como digo, para «abrir la Conciencia» con ellas.

Hoy en día los abrelatas ya no se utilizan apenas. Poque todas la latas de alimentos, por ejemplo, ya vienen con esa anilla de la que tiras y abres la tapa metálica.

Imaginemos que el Cuerpo Físico y la Mente fueran una lata de atún que abrimos.

Y que la lata, en si, fuera nuestra Identidad Humana, aquello que nos limita y nos define.

Y que el atún de dentro fuera «quienes creemos que somos».

¿Qué pasaría cuando abriéramos la lata y nos comiéramos el atún?

Y más aún, ¿QUIÉN abriría la lata?

¿QUÉ PARTE DE TI abriría la lata?

No me hagas caso, haha, de nuevo esto solo es un juego.

Y ahora, este bendito «abrelatas de la Conciencia» no sabe cómo acabar este artículo.

El Cuerpo de Luz. ¿Hablaba de esto?

Da igual, me estoy perdiendo. Y te estoy haciendo perder.

¡Y esto es lo que quiero!

Dejémoslo aquí, con la lata de atún abierta…

Por si acaso, vuelve a leer todo desde el principio.

Yo sí lo hago.

Bien.

Creo que mañana me haré una ensalada con broccoli, canonigos, zanahoría y le pondré, eso, una latita de atún.

¿Cuánto tiempo hace que no comes atún en conserva? Yo bastante.

Pues eso, ¡bon appetite!

P.D. Ay, ay, ay, que ahora me viene el final del artículo: ¿te das cuenta que las latas de atún, o de lo que sea, cuando se abren ya no se pueden cerrar? Una lata de atún abierta…

Al Universo entero.

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